La muerte y el amor

Vagando por la soledad y el olvido, en la agonía de dos personas que lo estaban olvidando, el amor encontró a la muerte. Era temible, más misteriosa que la profundidad del mar, más oscura que el universo y más grande que el miedo a lo desconocido. Pero no más grande que el tiempo.

Al verla, el amor se preparó para aceptarla, acariciarla, anhelarla, admirarla y tal vez amarla también, se dejó caer entre sus fríos brazos con la esperanza de que ésta la sujetara, y así aceptar el olvido y morir.

Al estar recostado entre sus brazos, el amor como obsequio le dió la única prenda que tiene, la unión de dos personas, que en ese momento se habían alejado, se habían olvidado se habían dejado de amar. Esa prenda que guarda con recelo la felicidad, la dicha, el deseo, la vida.

Pero la muerte lo acarició, lo vió a los ojos, lo beso y sintió cada latido en agonía.

"No es el momento", dijo la muerte, "Quisiera llevarte conmigo pero la distancia no te ha matado, la oscuridad se ha iluminado y el miedo se está esfumando, el tiempo ha regresado y nadie tiene poder sobre él, es caprichoso. 

Así la muerte le dió una luz como prenda.

Qué es esto?" le preguntó el amor.

'Es la esperanza" le respondió la muerte.

"Regresa de la mano con el tiempo y cuando ésta pareja, que te ha traído hasta mis brazos, te vean a lo lejos, sabrán que estarás llegando de nuevo a sus corazones, sin recelo, sin egoísmo, sin importar nada".

"Pero el tiempo..."dijo el amor 

"Calla" respondió la muerte, "El tiempo no ha pasado, el tiempo ha regresado, el no importa ahora en ellos, porque simplemente no llegaste a morir, te guardaron, te protegieron, porque tal vez no quisieron dañarte, pero ahora que sus recuerdos han vuelto a iluminar sus mentes, su vida, sus corazones, han descubierto que su destino siempre fueron ellos".

"Así, con esa luz iluminaras sus pensamientos, sus risas, su amor, porque ahora, para ellos nada importa, sólo tú, sin mi". 

"Y a dónde irás" preguntó el amor 

"Yo he dejado de importar porque tú has llegado, porque no hay nada más fuerte que tú y en ellos no hay nada más fuerte que su anhelo de estar juntos" respondió la muerte mientras tomaba de la mano al amor para decir adiós.

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ACTO II

Sonríes, al ver el alma que quemarás en el deseo, en la pasión, en la lujuria, en el pecado, en la sensualidad de tu cuerpo divino y sagrado, angel o demonio?. Acaso tiene importancia cuando ambas almas desean fusionarse en una sola, cuando silenciosas reclaman el cuerpo del ser amado?

El pigmento de tus labios a manchado los míos en el que ambos disfrutaron la textura de nuestras bocas, la humedad de nuestras lenguas, la lubricación de nuestra saliva. También han manchado mi cuello que recorriste lentamente con besos y que llegaste a tener el deseo de morder cuando el fuego del amor te tomó por un instante y perdiste el control.

Has pigmentado mi pecho el cual recorriste con deseo, tocaste con tus manos, lamiste y presionaste con tanta fuerza,  así manchastes con tu labial hasta llegar a mi cintura, tus manos sólo distribuyen más el color mientras me acaricias fuertemente. 

Bajas lentamente manchando la última parte de mi pelvis hasta encontrar el árbol del fruto prohibido en donde nace el líquido de la vida. Continuas hasta sentír como tus manos empiezan a sujetar fuertemente mi piel y me presionas, es el precio del amor, siento el fuego que nace dentro de mi y comienzo a quemarme, siento como cada una tus uñas empieza a desmembrar pedazos de piel, arde pero deseo continuar.

El fuego lo generas con tu saliva que sigue humedeciendo ese árbol, mismo que se está quemando por dentro, marchitando. Mi pecho a quedado totalmente expuesto, sin piel tu lo sigues acariciando mientras la sangre comienza a coagular lentamente, ahora comienzas a quitar la piel de mis hombros y brazos, no deseas que me desangre porque necesitas que siga fluyendo por mi cuerpo y sólo dejas la piel de mis manos, quieres que te tome con suavidad cuando vayamos al Inframundo.

Sigues quemando todo mi ser, mi cuerpo sin piel comienza a sanar poco a poco porque así lo quieres, las costras van abandonando su lugar de nacimiento para dar cabida a las cicatrices que la pasión a construido, pero en ese instante eso a ti no te importa, sólo deseas seguir, anehelas toda mi escencia, sabes que soy tuyo.

El árbol continúa ardiendo por dentro, marchitandose lentamente, perdiendo su propia energía a cambio de liberar la vida para el exterior, una vida que se contiene y se libera en un río de fuego que en tu boca se apaga. Te levantas, y con la mirada recorres todo mi cuerpo, me ves sin piel alguna, es tu obra, me has quemado totalmente y observas las cicatrices que has provocado y deseas ya arrástrame al  destino final de nuestro camino, amo tu mirada, 

Bajamos